sábado, 19 de diciembre de 2009

Avatar


Hay un dicho que dice “mucho ruido, pocas nueces”. Mientras hay otro que dice “si el río suena, es porque piedras trae”. Avatar, la película más reciente de James Cameron (a quién recordarán de obras maestras como Piraña 2: Los Vampiros del Mar y otras menos reconocidas como Aliens, Terminator y Titanic), ha estado rodeada de mucha publicidad — cuando digo “mucha” en realidad quiero decir “¿es posible que alguien no haya escuchado algo sobre ella?”. Promocionada como la película que va a “reinventar el cine”, y destacando que Cameron se ha tomado más de 14 años en producirla, las expectativas bordean lo inalcanzable. Sin embargo, después de haber tenido la oportunidad de verla en todo su esplendor en 3D, la película definitivamente tiene muchas nueces, piedras, ríos y muchísimo más de lo que se les pueda imaginar (agrandado y con Extra Tocino™).
Soy de los que odian que me adelanten cualquier cosa de cualquier película, prefiero vivir la experiencia en persona, con la mente en blanco y sin prejuicios — de eso se trata la experiencia del ir al cine, ¿no? Así que no se preocupen, no voy a adelantar ningún detalle de la trama.
Después de haber sido el director de la película con mayores ingresos en toda la historia del cine (más de US$1.800 millones mundialmente), recibir multiples premios Oscar, y repetir la famosa frase de DiCaprio en Titanic sobre el escenario del Teatro Kodak, cualquier cosa que hiciera Cameron estaría amarrada a extraordinarias expectativas. Así que en vez de volver a Hollywood y seguir con el mismo juego de siempre, la nueva fortuna le dio la independencia para dedicarse a desarrollar una película que tenía guardada en su cabeza desde los años en que conducía un camión y no le alcanzaba para la bencina: Avatar. Una película tan ambiciosa, tan extraordinaria, tan compleja, tan original, que ni siquiera existía la tecnología para poder realizarla.
¿Los 14 años que demoró producirla? Esa es la cantidad de años que tuvo que esperar hasta que la tecnología fuese capaz de reproducir su sueño. Su visión requería que la película fuese totalmente inmersiva en 3D (y no esos anteojos rojos y azules), tenía que suceder en un planeta tan irreal que sería necesario detallarlo al máximo nivel para hacerlo creíble (al nivel que le dedicó varios años a escribir la Pandorapedia, trabajando con lingüistas, biólogos y botánicos), y por esa misma razón sería necesario que fuera casi totalmente generada por computadores con un realismo nunca antes logrado (ahora no sería solo un personaje como Gollum en El Señor de Los Anillos, sería un planeta completo). ¿Valió la pena el esfuerzo? Con creces.
Primero se puso a reinventar la cámara de cine. Esta debía ser estereoscópica para poder capturar imagenes lo más cercano a como lo hace el ojo humano, pero no existían las cámaras y mucho menos los cines para proyectarlas. Así que le pidió a Sony que fabricara una cámara que no existía. Convenció a algunos amigos para que filmaran películas en 3D y el hizo lo mismo con algunos documentales. Luego fue necesario reinventar los cines. Durante 2005 Cameron personalmente se puso a recorrer eventos de la industria tratando de convencer a los cines para que instalaran proyectores capaces de reproducir estos primeros filmes. A fines de ese año, sólo 79 cines en el mundo tenían la tecnología. Hoy hay más de 5.000 cines en el mundo capaces de proyectar 3D — no sólo eso, la tecnología 3D ha terminado siendo el salvavidas de los cines en una época en que las personas consideran más cómodo y más barato descargar la película y verla en su casa.
Con la cámara y los cines reinventados, finalmente la tecnología existía para poder realizar su película. También el poder de procesamiento de los computadores había llegado al nivel suficiente para poder reproducir con realismo el planeta de Pandora, donde sucede toda la historia de Avatar. Pero faltaba un detalle, como cualquiera que haya visto Beowulf puede comprobar, la actuación de personajes creados por computador esta lejos de ser creíble. ¿Cómo podría Cameron dirigir correctamente la actuación de un personaje vestido con un traje de lycra negro dentro de una sala verde? Era necesario nuevamente inventar algo que no existía: La Cámara Virtual. Tomando la información obtenida desde los capturadores de movimiento (o “performance capture” en este caso), esta es procesada en tiempo real por una granja de computadores que le entrega a Cameron — directamente en el set — una previsualización de como se vería la imagen final (con las texturas, luces, fondos, formas, todo). Si Cameron mueve la pantalla de la Cámara Virtual, esta funciona igual que una cámara tradicional, reinterpretando la imagen desde el punto de vista que apunta la cámara. Realidad aumentada, pero de verdad.
¿Reinventó el cine? Bastante. La película es una orgía de colores, formas y sensaciones que te van a dejar con una sobredosis de dopamina. Si la mayoría de las películas que intentan reproducir la realidad te dejan con la sensación de que “cada vez estamos más cerca”, Avatar es una película que muestra una realidad tan extraordinaria, que el mundo real casi parece ser bidimensional.






















sábado, 12 de diciembre de 2009

Soldados

El otro día,un compañero me entrevisto como soldado,y,me resultó curioso que las preguntas que me hacía,en muchos casos,eran las que me suele preguntar todo el mundo.

Muchos me preguntan que porque soy militar,que porque lo hago,que porque paso por tantas penurias,porque paso hambre y frio,cansancio y fatiga,es porque soy una especie de yonki de la milicia?Y sabeis que hago yo?La mayor parte de las veces me callo,no porque no tenga una respuesta,sino porque lo más probables es que no la entiendan,no entienden lo que hacemos,no entienden que se trata de los tíos que tienes al lado,lo haces por ellos,por ellos,esos que pasan por todo junto contigo.Y eso es todo.Eso es todo lo que es. Los hombres y mujeres que están siempre a mi lado son de todos tipos,provienen de todos los estratos de la sociedad,de todas las puntas de España,muchos son personas,que en otras circunstancias no trataría,pero para mi son algunas de las mejores personas que he conocido y conoceré nunca.

Son demasiados para nombrarlos a todos,todos lo merecen,pero la lista es demasiado larga:
Vanesa,Ruiz(Boina Verde),Lobo,Olalla(Judent),Mendez(GOE),Maria,De la flor(Flower), Calvo,De pradas,Real(Bombero),Santiago,Toledano,Nombela(Mataperros),etc....

Por último,para expresar lo que es ser un infante,solo poner un texto de Camilo José Cela,que lo refleja bastante bien,porque,no somos unos infantes cualquiera,porque somos INFANTES ESPAÑOLES!!!

A pie y sin un ochavo en los bolsillos, calados hasta los huesos y con el estomago frío; en la vista una nube de hielo y en el dedo que oprime el gatillo un sabañón.

El día 8 de Diciembre hace frío, mucho frío, pero nunca bastante para frenar a la Infantería, que con un trajecito de dril, derrite la nieve de los montes y la escarcha de los ríos difíciles y el hielo que oprime los corazones en desgracia.

Ningún oficio mas bonito que el de capitán de infantería, artesano del valor heroico, orfebre del valor estoico, que va a pie donde lo mandan con sus hombres detrás, y que a veces se queda en el camino con una bala “! Con que facilidad, Dios mío! “que le para los pulsos del corazón.
La guerra no es triste, porque levanta las almas. La guerra no es triste porque nos enseña que fuera de la Bandera, nada, ni aún la vida, importa.

La Infantería es la guerra a pie firme, la guerra cara a cara, la vida jugada a cara y cruz de la victoria y la muerte. La infantería es la guerra a cuerpo limpio, y el infante lidiador que lleva el espíritu armado de un estoque de fuego, como un arcángel de estrellas en la bocamanga.
La Infantería no es la materia, es el ligero y tenue soplo que vivifica.
La Infantería no es la masa, es la compañía.

La Infantería no es, a veces, ni el concierto; es siempre la canción arrebatada del solitario centinela, que canta para que el Cabo de Guardia sepa que esta vivo.

Quien no haya sido soldado de Infantería quizá ignore que cuando el hombre se cansa, aún le faltan muchas horas y muchas leguas para cansarse. Porque el secreto de la Infantería, (nosotros estamos hablando naturalmente de la Infantería Española, la de las cornetas en el cuello de la guerrera) es el de sacar fuerzas de flaqueza y hacer de tripas corazón. Que nunca mas noble fin tuvieron, ni nada mejor pudieron servir.

Quien no haya sido soldado de Infantería que cuando el hombre se lanza, cuando al hombre se le calienta la sangre, lo mas difícil es pararlo y enfriarlo. Porque el otro secreto de la Infantería es el de calentar el aire con la mirada y darse cuenta de que la batalla terminó cuando el soldado crema que estaba empezando. Que nunca mejores temples se conocieron ni en más gallardo menester se emplearon.

Quien no haya sido soldado de Infantería quizá ignore lo que es sentirse amo del mundo a pie y sin dinero.

A pie paseamos por donde quisimos, porque el que no va a pie, no se entera y os lo dice un vagabundo. Y sin dinero izamos nuestra Bandera donde nos dio la gana y donde nos mandaron, porque la victoria no es algo que se compra sino que se conquista y os lo dice un pobre.
Ningún oficio más bello que el de infante, que lleva su casa a cuestas como el caracol y se pelea porque no admite jaques; como el león y como el gallo y como el toro. Sin medir las fuerzas (que no fuera noble presentar las batallas ganadas) y sin mirar atrás porque detrás no hay nada, absolutamente nada.

Con el frío del 8 de Diciembre se calienta nuestro corazón al pensar, como a una novia a la que quisiésemos, en la Infantería.

Resuenan pífanos marciales y aún nupciales en la última y más profunda revuelta de nuestros oídos y aún se estremece, gracias a Dios, ese ultimo nervio que en los cuerpos de los bien nacidos se guarda, como oro en paño, para que vibre en las ocasiones solemnes.
Camilo José Cela